"Te Busco y Te Alcanzo" del álbum Música + Alma + Sexo - MAS (2011) de Ricky Martin.
Pues sí, a veces nos volvemos adictos al amor y a todo lo que gira a su alrededor. A la seducción, a las caricias, al calor de la piel, a esos besos hambrientos con ganas de devorar, a ese olor que nos atrae irresistiblemente, y a esos sentimientos únicos que nos transportan a otra dimensión y que nos hacen sentir diferentes, como si pudiésemos conseguir todo aquello que nos propongamos solo porque sí, porque estamos exaltados y nos comemos el mundo con nuestra ilusión y nuestras ganas de vivir. Y ya ni hablo de los cosquilleos o mariposillas en el estómago, eso que inevitablemente siempre nos pasa cuando estamos enamorados y por lo que podemos descubrir que algo más profundo estamos sintiendo por esa persona.
Cuando sentimos esa fascinación hacia otra persona, esa atracción irresistible que nos hace perder la cabeza, nos volvemos irracionales y hacemos cosas locas que incluso pueden no tener ningún sentido. Las fantasías nos envenenan y sentimos que ya no tenemos control ni de nuestra alma. Es una emoción extremadamente poderosa e incontrolable por la que daríamos hasta nuestra vida sin pensarlo ni un segundo.
La rosa es el símbolo del amor, el romance y la pasión no solo por su belleza y su olor cautivador sino también por sus espinas. Sí, en el amor no todo son alegrías, también hay tristezas y desilusiones, y duelen más que cualquier herida física que pudiésemos tener. Se clavan tan intensamente en nuestro corazón que a veces su dolor nos puede durar años. Son las espinas más difíciles de sacar. Pero aún así, no podemos privarnos de ese sentimiento tan grande, el amor, y volvemos a caer una y otra vez en él. Somos débiles ante semejante poder cautivador pero...
¡merece la pena sentirlo y vivirlo!